... como pequeñas piezas de un puzzle
que juntas componen un gran tesoro.

sábado, 22 de junio de 2013

Cometas


Hubo una vez que quiso ser el más grande
ninguna tormenta  jamás podría atrancarle;
pero llegó un día que la desventura  vino del cielo:
estrellas en la noche que cayeron al suelo. 
Allí, donde antes volaban sus cometas
ahora descienden puños de acero,
derritiendo toda esperanza y metas
despertando la intolerancia y el miedo. 
Escondido del último desfile
esperando el amanecer sin argumentos,
un amanecer que casi da más espanto
al ver las huellas de los  lamentos. 
Plomo y heces en las yacijas,
horror y pánico en las miradas
de las mujeres y las niñas
arrebujadas  en sus chilabas 
Hubo una vez que soñaba con ser el más grande
y ahora, tan pequeño, tan insignificante…
navegando en ese océano inmenso,
buscando un futuro allende los mares. 
Atrás ha dejado su mundo
sus cometas, sus recuerdos, sus sueños
“¿Que habrá sido de ti, Amir Jan?
¿Habrás escapado de ese infierno?”
“Ojala estuvieras conmigo en este viaje
para poderte abrazar, mi gran amigo;
mi corazón va tan ligero de equipaje,
sé que contigo encontraría alivio”.
Intenta buscar respuestas
mirando las aguas del mar
escuchando el bufar del viento
y mirando las gaviotas volar,
volar, volar… 
Llega la noche, quiere dormir y descansar
y de nuevo vienen las acometidas
de estrellas en la noche más oscura 
reabriendo las no cerradas heridas.
“Esta noche he tenido un precioso sueño:
estábamos juntos, mi gran  amigo y compañero,
hacíamos volar nuestras cometas en el cielo
y yo, mi querido Amir Jan, yo te decía: te quiero”.

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