Terrassa, invierno de 1994
Amiga mía:
Dile que ya no la quiero,
dile que la he olvidado.
Dile que ya no la deseo;
pero no le digas
que te lo he dicho llorando.
Dile que ya no me importa,
que incluso la odio.
Dile que ya tengo a otra.
Pero no le digas
que cada noche
me abrazo a la almohada.
Que imagino
que la tengo en mi cama,
que acaricio su piel bronceada.
Que no se entere
que tengo en el corazón un nudo,
que quisiera poseer su cuerpo desnudo,
y abrazados fundirnos en uno.
Ay, no le digas que me paso llorando
esas noches tan frías pensando:
"¿Quien dará calor a su cama?"
Que no sepa, que aun conservo
en un marco su fotografía,
tan radiante y bella como siempre,
que la miro y beso cada día.
¡Ay por Dios! que no sepa,
que cuando la veo de cerca
me hierve la sangre
y mi tiemblas las piernas.
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