... como pequeñas piezas de un puzzle
que juntas componen un gran tesoro.

domingo, 13 de julio de 2014

Luna llena


Desciende la tarde.
Sentado en la arena,
contemplas cautivado
la profundidad de la lejanía,
la belleza y serenidad
que transmite el mar:
esa sensación de paz y libertad...
Observas y percibes su inmensidad,
hermosa plétora visual,
ese sinfín que se fusiona
con el horizonte.
¡Te da la impresión que es la primera vez!
Surge, voluminosa
y con un tono entre ocres y anaranjado:
luna llena.
Preciosa, silenciosa,
misteriosa, mágica…
Como el momento que vives,
ése, en el que adquieres conciencia
de que verdaderamente los milagros existen,
de que son cotidianos;
que cada noche morimos,
y renacemos cada amanecer,
que nada permanece,
y que cada instante, (esa porción
de tiempo que cabe en la cabeza
 de un alfiler), es único,
y el único que es real.


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