Como el sol de madrugada
y las flores en primavera
a este mundo fue tu llegada
lo que a la noche las estrellas.
Corría el año treinta y cuatro,
veinte de Mayo para más señas,
cuando en Casabermeja gritaban:
¡Ha nacido una malagueña!
Él
corriendo fue a su casa,
ella en la cama estaba,
él
la miró temblando
como sudaba su cara.
-Mira José- dijo Juana-
una niña ha sido,
le pondremos de nombre Ana
como siempre tú has querido.
Él la tomó entre sus manos
y entre sollozos decía:
-¡Ana, pequeña mía!
pero mira que eres hermosa-
mientras a besos la comía
a ella y a
su esposa.
El tiempo iba pasando,
Ana iba creciendo,
llegando a la adolescencia
el amor fue descubriendo,
con un amigo de la infancia,
vecino del mismo pueblo,
compañero de andanzas,
de risas y de juegos.
Con dieciséis años te viniste
a buscar fortuna a Terrassa
con dolor de tu corazón
por dejar lejos tu casa
y por tenerte que separar
de tu Manolo amado
que el servicio militar
lo había reclamado;
y aunque la espera fue larga
después de año y medio regresó
y entre abrazos y besos
matrimonio té pidió.
Dieciséis de Septiembre de 1956
fue la fecha señalada:
el párroco de la iglesia de Sant Pere
marido y mujer os declaraba.
Fruto de vuestro amor
nacieron tres hijos hermosos
que os llenaron el corazón
y os hicieron aun más dichosos.
Luchasteis duro en la vida
para sacarlos adelante
y poderle dar un futuro
que fuera de lo más brillante.
Pero también tuviste que sufrir
duros golpes en la vida
al perder seres queridos
que te restaron alegría.
Viendo prosperar a tus hijos,
recuperaste la ilusión
y los nietos que te regalaron
llenan de orgullo tu corazón.
Por eso Ana Miranda Jiménez
en tu ochenta aniversario
queremos con este poema
desearte feliz cumpleaños;
y decirte en este día
con mucho amor e ilusión
que toda tu familia
te queremos de todo corazón.
Es muy bonito y muy conmovedor. Me ha gustado mucho. Gracias por estos versos llenos de sentido.
ResponderEliminarGracias, Julio.
ResponderEliminar¡Un abrazo!