... como pequeñas piezas de un puzzle
que juntas componen un gran tesoro.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Quinqué

"Itineraium mentis ad veritatem"

Como  la brisa que se desliza
entre el romper de las olas,
me adentro en una dimensión
en donde no cuentan las horas.
Creo ver, eso sí, muy a lo lejos
esa mirada perturbadora
y pienso: ¿De quién son esos ojos?
¿De mi mente espectadora,
o soy yo el observado?
Me busco en el espejo
de quimeras de algún pasado
y me veo atrapado…
es como una idea, una imagen fría;
me acerco y veo que no me veo,
no soy yo ese reflejo,
no es mi rostro el que dibujan
esos ojos que  recorren
mi cuerpo desnudo, mi alma desnuda;
sólo soy restos de una pintura:
rastros de una sombra olvidada.
¡Soñarme me hace tan real!
Es como un despertar,
como romperme, disolverme,
y ser arrastrado
por un flujo de vibración
entre un espacio sin tiempo,
apegado aun
a  algún recuerdo nublado.
Ya no formo parte de mí:
mis manos ya no son mis manos,
mis dedos ya no son mis dedos,
mi mirada ya no es mi mirada,
forma parte de ese alud
que me perseguía
antes de pulir este relieve abrupto.
Disperso, derramado, diseminado…
la luz me abraza con sus alas,
el cosmos me mece –Ente-
fluctuando me apoyo en mi mente,
otra vez atrás
otra vez adelante;
muriendo y naciendo
instante a instante.



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